miércoles, 14 de enero de 2015
El tiempo es la mercancía
universalmente más limitada.
TEXCOCO.- (Texcoco Press).- La ignorancia de lo que sucede en el entorno social, lleva a las personas a realizar comentarios fuera de la realidad; a veces, con mala intención tratan de comparar dos planos diferentes, sin saber que la pretendida presunción eleva al opuesto y exhibe a este.
Así sucede con la expresión “No queremos otro Chimalhuacán”. La expresión que busca embaucar a un segmento de la población desinformada, no hace más que fortalecer la idea en quienes si conocen los avances en obras, infraestructura y equipamiento público, que ser como aquel municipio mejorará significativamente la calidad de vida de miles de personas que habitan en el de Texcoco.
La lucha que ha desatado el grupo que ocupa la presidencia municipal de Texcoco, contra el grupo político “Antorcha Campesina”, no es más que otro botón que muestra la ignorancia, la poca prudencia y la falta de conocimiento al confundir ser gobernante con ser dirigente de un partido antagónico a todo. El que gobierna debe hacerlo para todos, no puede ofender a sus gobernados, así estén en tránsito por el territorio que administra. Debe aplicar la ley, comenzando en casa. Pero qué sucede, cuando con los mismos recursos públicos agrede a una población informe, sin rostro y dicho sea de paso, sin casa. ¡Caray! Un gobierno progresista, en que muchos de sus agremiados se colocan el sobrenombre de “la izquierda”, para agredir, ofender, calumniar, no son más que voces que llevan a la población a desconfiar del mismo dirigente; más que de sus reconocidos testaferros.
El grupo que ocupa el palacio proviene del mismo partido de donde salieron los Abarca, los mismos que ordenaron la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Sus raíces están en el PRD. Salvo excepciones, son los que transaron con Ahumada, los que ahora esconden la mano y muerden la que les dio el primer pan, la del inmenso Cuauhtémoc Cárdenas. Si son los que levantaron un día del jardín municipal, que junto con el comercio ambulante, mostraban lo que ahora pretenden ocultar, las costumbres aldeanas, de poca esperanza en el porvenir.
Sus viejas practicas del engaño, el embuste, la falta de transparencia y rendición de cuentas, no hacen más que abonar a la irritabilidad de la población por sus excesos, muchos de ellos gangsteriles para hacerse de recursos mal habidos. Mientras los órganos superiores de fiscalización fingen, disimulan que todo está bien, que aquí no sucede nada. Una historia que se repite, una historia de arreglos y componendas, una historia que continuará desmadrando a la sociedad texcocana.
Mientras Chimalhuacán mantiene su ritmo de abrir instituciones educativas, mejorar las instalaciones deportivas a precios no tan elevados como los que aplican en Texcoco; pavimentar calles todos los días; mejorar sustancialmente el alumbrado público, ordenar las vialidades, impulsar los centros, clínicas y hospitales. Sin presumir que tienen los mejores músicos de la región, han formado grupos culturales y de creadores, que en toda la historia del municipio de Texcoco no se podría reunir, ni para organizar un café.
Si, hay voces como las de algunos exalcaldes de Texcoco, de muchos ciudadanos pensantes, de muchas mujeres que han recorrido los espacios públicos de Chimalhuacán, para que Texcoco sea otro Chimalhuacán, con un Mexibus, con seguridad certificada, con transparencia en el manejo de los recursos públicos y con un denodado impulso al desarrollo de obras y servicios.
Un gobierno progresista, debe respetar a sus gobernados, así estén en tránsito y hacer valer la ley; de paso, si tiene autoridad real, ética, legitima, podrá poner orden en sus corifeos para evitar exacerbar los ánimos de una población, que tarde que temprano se dará cuenta del engaño a que ha estado sometida durante muchos años.
Los texcocanos habrán de voltear la cara a Santiaguito. Mejor concentrar la atención en lo que ahogará, colapsará la ciudad que además nos puede llevar a pistas de alta, altísima corrupción y a otras cosas, que aún rondan por ahí. Ya no hay tiempo para esperar qué sucederá, la población debe asumir ya el auto compromiso de acabar con este vodevil de vecindad, donde unos roban sin pena ni gloria, y otros, hacen como que no ven.
http://www.alianzatex.com/nota.php?nota=N0033409
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