Conocida como #LadyTexcoco, Jesica Teresa Aguilar Castillo hoy
sorprende con su nuevo cargo en el Ayuntamiento de Texcoco, “Defensora de
Derechos Humanos”. Sorprende por dos
razones, la primera se debe a que en funciones como presidenta municipal
suplente y directora de p laneación municipal, la también activista del
Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ocupaba su tiempo en la edición de
videos para youtube donde expresaba abiertamente su animadversión en contra del
ex candidato a la presidencia municipal
por el PRI, en la contienda de 2015, Brasil Alberto Acosta Peña.
Aguilar Castillo en sus repetidos videos atentaba flagrantemente en contra de varios derechos contenidos en el DECLARACIÓN
UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS, incitaba a la discriminación en contra de los
antorchistas, pero no sólo en contra de quienes militan en esa organización social sino en contra de
quienes sin ser antorchistas habitan en colonias fundadas por ese grupo.
Además de la marcada discriminación la funciona publica hablaba
por todos los texcocanos “Texcoco no te quiere fuera Brasil Acosta y fuera
Antorcha de Texcoco”, incitando al menosprecio de todo lo que sonara a Antorcha
llámese mujeres, niños, hombres o cualquier seguidor. Algo parecido a lo que los Nazis hacían con
los judíos. Esperamos que este declarado odio político no sea el rector de la
gestión de la flamante Defensora de los derechos Humanos.
Artículo
7.
Todos
son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de
la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que
infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
La segunda
razón es porque este pequeño ejemplo de la falta de ética y valores humanos de
la defensora municipal, es el reflejo de la clase política descompuesta que opera
en las dependencias de nuestro país. Intercambiando puestos en el municipio, en
el senado, en el congreso, en las alcaldías. En medio de una crisis de derechos
humanos que asola al país entero y que la propia Comisión Interamericana de
Derechos Humanos ha declarado como grave
debido a los niveles críticos de impunidad.
En síntesis, está
en nuestras manos como texcocanos exigir representantes preparados que
garanticen que llevarán a cabo sus funciones con ética. En nosotros también está el deber de
informarnos y demandar si los funcionarios no llevan a cabo sus deberes. De lo contrario si no hacemos esto, quedará
claro una vez más que "el pueblo tiene el gobierno que se merece".
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